5 feb 2011

La carrera

Fuimos a ver al sobrinito de Jesús a una carrera de atletismo escolar.
Faltando la mitad del tramo su sobrino se esguinza el pie.
Su Papá salió a la pista de carrera y tomando a su hijo que lloraba del dolor, llegaron con aplausos a la meta.
Luego Jesús nos dijo:-Así es Dios, nunca nos aseguró que no sufriríamos, pero en medio de las lág ...rimas Él sigue corriendo con nosotros la carrera-

4 feb 2011

Imagen de Dios

Salimos del cine con Jesús y un grupo de muchachos de color golpeaba a un chico Neo Nazi.
¡Dios es Negro, Maldito racista! gritaban.
El chico quedó inconsciente.
Luego vino un joven hindú y ayudó al malogrado, lo llevó a casa en su carro.
Jesús me dijo:-Ser Imagen de Dios no es una cuestión del ser, sino del hacer, el muchacho hindú es imagen de Dios porque fue misericordioso como el Padre es misericordioso-

30 ene 2011

Jesús ¿Un Salvaje?



Estaba leyendo un librito que habla sobre las convicciones.
El autor señala que nuestras convicciones afloran de la mano con aquello que nos provoca grandes alegrías o por lo contrario, con aquello que nos enoja mucho.
Los Evangelios relatan un momento donde Jesús se enoja y echa a los mercaderes del templo de Jerusalén.
La imagen que tenemos de Jesús, con su mirada serena y gesto impasible, se nos viene abajo con esta otra, un hombre salvaje actuando como un loco, volteando las mesas de los comerciantes en el templo.
El relato aparece en Mt 21:12-13; Mc 11:15-19; Lc 19:45,46; Jn2:13-16.

¿Por qué se enojó Jesús?
¿Qué cosas le causaron actuar de esta forma tan inesperada?
Si el autor del libro que leí tiene razón, detrás de esta demostración de enojo punza una convicción profunda en la persona de Jesús

Primero, para entender este relato hay que tener claro el contexto.
El contexto literario de aquel relato, se encuentra en Isaías 56:7 y Jeremías 7:11, Cuando Jesús habla del templo con estos términos, “casa de oración y cueva de ladrones” no son títulos que inventa, los cita de estos dos profetas referidos anteriormente.
Cuando Isaías se refiere al Templo como “la casa de oración” da a entender que Dios abre sus puertas para los gentiles (así llamaban a los que no eran de nacionalidad judía)
Por eso Dios dice claramente a través de Isaías, “mi casa, será casa de oración para todos los pueblos”.
Será una oportunidad misionera, una casa abierta para todas las culturas de la tierra.

Teniendo claro la fuente literaria de la cita, cobra mayor sentido el enojo de Jesús.
¿Qué habían hecho los líderes religiosos del templo?
Los líderes religiosos que a su vez administraban el templo, tenían todo un sistema de cambios de monedas y ventas de animales para el sacrificio, para los peregrinos que venían de otras tierras.
El problema surge, porque el lugar que ocupaban estos comerciantes para hacer este “shopping religioso” era el atrio de los gentiles, el único lugar del templo abierto exclusivamente para los que no eran de nacionalidad judía.
Jesús se indigna, pues ve cómo la administración general del santuario le está quitando espacio a los que realmente necesitaban acercarse a Dios, a los gentiles.

Jesús ve como la religión de su tiempo, en este acto, estaba cerrando sus puertas al mundo, dejando de ser un espacio para todas las naciones y terminando siendo un reducto nacionalista, un monumento que decía honrar a Dios, pero que no daba cuenta de su verdadera intencionalidad misionera.
Esa convicción del Padre que tenía Jesús, un Dios abierto y bondadoso para “los de afuera” fue la que provocó este desencuentro violento con el “otro dios” de la religión oficial. Un dios discriminador, indiferente al extranjero, interesado exclusivamente en perpetuar el “status quo” de este imperio religioso que no le hacía daño a nadie.

Hoy, la cosa no ha cambiado mucho, reconozco que el movimiento de Jesús, en muchos sentidos se ha transformado en un círculo cerrado.
No solo eso, lo más trágico e inmoral, es que muchos cristianos nos sentimos orgullosos de cerrar la iglesia al mundo.
Cuando hablamos de evangelizar, hablamos de los demás en términos de “Perdidos”, cuando a veces pienso que los que verdaderamente se perdieron fuimos nosotros.
Perdimos quizás el verdadero sentido de lo que significa ser Luz.
Perdimos la capacidad de tocar el mundo con el amor de Dios.
La mayoría nos hemos puesto al otro lado del abismo, predicando desde nuestros prejuicios y desde una mal llamada “santidad”, que en vez de preocuparse por hacer lo bueno, se ha obsesionado por no hacer “lo malo”.

“Mi casa será llamada casa de oración, un lugar de comunión, un lugar de encuentro, de amistad, de relaciones significativas. Pero no será solo para un grupo reducido, no será solamente para los bien educados o los que aprendieron la dinámica de la religión. Será para todos, para cada hombre, mujer y niño, no importando el color de piel, clase social o condición de cualquier tipo, por muy lejano que estén, por muy devastados que se encuentren, por muy culpables que caminen, por muy rechazados que se sientan, por muy perseguidos que vivan. Mi Casa, será un espacio abierto para todas las naciones.”