El pequeño Jesús en el regazo de su Madre
Duerme, niño mío
Descansa en medio del forraje
Que mañana te esperan las lágrimas
y el dolor que a mi corazón desgaje.
En esta noche segura
Tus sueños son cometas sembrados
Pero cuando llegue la fatídica hora
No habrá más que azotes y clavos.
Duerme, niño mío
Que el universo te contemple taciturno
Pues ya habrá tiempo
en que llores por el hambre y por el mundo.
¡Deténgase reyes y caudillos!
Porque mi niño a despertado
Y en sus lomos no hay riquezas ni violencias
Solo humildad y compasión dulcemente surcados.
Pero veo tu natal reposo
Y prefiero ir yo al sangriento destino
Pues no hay dolor más espantoso
Que ver morir a la luz que de tu interior vino
¡Que toda la creación espere un momento!
Y dejen que lo acaricie mientras haya tiempo
Pues mañana no habrá quien le cante
Quien le bese o lo arrulle, aunque sea por un instante.
Pero no deseo entorpecerte
Pues no eres mío solamente
El que sufre también te espera
el desahuciado y el indigente.
Duerme, niño mío
Y aférrarte a mí, con tu pueril fragilidad
Porque el día se acerca
Cuando abraces desde un madero
a la ingrata Humanidad.
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