Maestro de Galilea.
Tú que llevaste una corona de espinas en tu cabeza, para redimir la nuestra de las sombras que nos atormentaban.
Llevaste clavos en tus manos, para liberar las nuestras a la hora de ayudar a los más débiles.
Clavos en tus piés, para levantar los nuestros cuando nos damos por vencidos.
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