Meditaciones sobre el Dolor humano y la Omnipotencia Divina.
En este tiempo he llegado a la conclusión que la vida en
esencia es muy dura, que hay un porcentaje abismante de personas en el mundo
que sufren sin motivo y sin que quede enseñanza alguna. Recién me escriben de
una chica que fue abusada camino a su casa y se pregunta por qué Dios lo
permitió????.
Vengo de un congreso lindo en una iglesia donde escuché
historias de fe, pero también historias sumamente dolorosas, esas a carne
abierta, que aún luego de años no hay explicación posible ni moralejas las
cuales uno pueda aplicar.
La vida en esencia es dura, y tratar de engranar tanto dolor
innecesario con la soberanía de un Dios que todo lo controla porque predestinó
cada momento y cada movimiento desde la eternidad, me es complicado.
Decirle a un Padre que se despidió impotente de su hijito de
10 años, luego de luchar contra el Cáncer, que Dios lo permitió por algún
designio divino (Sabiendo que cuando alguien permite algo es porque en el fondo
quiere y desea que suceda) me es inaceptable.
Con muchas limitaciones me cuesta creer en un Dios que
permita (quiera) el dolor en el mundo, la injusticia, las muertes, las
enfermedades dolorosas, los niñitos que se mueren de hambre, los niñitos que se
mueren de VIH porque nacieron contagiados, los jovencitos abusados sexualmente,
la miseria, etc.
Sé que hay miles de litros de tinta teológica que intenta
explicar estos sucesos desde la posición que lo moralmente aceptable para
nosotros no necesariamente es lo moralmente aceptable para Dios. O que el dolor
nos enseña, es decir, tiene un poder pedagógico. Lo creo, pero debo admitir que
hay sufrimientos y muertes que aunque uno quiera encontrarle lo pedagógico, lo
único que encuentra es un sin sentido, horror, espanto e injusticia. En esos
momentos, reconozco que cada esfuerzo teológico por defender a Dios de tanta
locura que sucede en este mundo es vano, sobretodo cuando hay sufrimientos que
escapan a nuestra elección, como el caso que me tocó vivir frente a marineros
desconsolados en Dichato (Caleta de pescadores azotada por el tsunami de
Febrero 2010) que me contaban cómo las olas de la muerte se llevaron en la
madrugada familias completas, ellos desde una altura escuchaban el grito de
niñitos pidiendo auxilio, pero impotentes no podían hacer nada, solo orar,
hasta que luego de unas horas el grito de estos pequeños ya no se escuchó más....
Qué me queda, reconocer que mucha de esa literatura, que es
valiosa, fue diseñada desde tranquilos escritorios allá en el primer Mundo.
Escritos por maestros de la Biblia que son sustentados por
organizaciones cristianas conservadoras que no desearían ver
"sorpresas" en esos escritos que vayan más allá de la teología la
cual defienden.
A mí, en lo particular, el sentido común me dice que no
existe un Padre bueno que en el fondo desee ver sufrir a sus hijos. A no ser
que no sea tan bueno, sino un sàdico.
La Biblia habla que Jesús vino a la tierra e hizo el Bien y
sanó a todos los que estaban bajo el peso del maligno, porque Dios estaba con
él (Hch 10:38). Dios estaba en Jesús doblándole la mano al dolor y la muerte.
Sé que con esto entramos a aguas turbulentas, sobretodo en cuanto a la
soberanía de Dios. Reconozco mi más honda limitación al entrar a terreno santo
y tratar de ser absoluto y decir "Esto es así".
Debo admitir que a eso a lo que llamamos Soberanía y
Omnipotencia divina, no estamos 100% seguros de cómo Dios la ejerce.
Lo que vengo diciendo, es que según los Evangelios, cuando
aparece Jesús, su misión fue revelar qué es el Reino de Dios, y no solo con
palabras, también con actos. Y los actos en que revelaba la venida del Reino
fueron sanidades, milagros, liberaciones de los esclavizados por el diablo,
incluso pasando por alto las estipulaciones religiosas, cuando estas
perpetuaban el sufrimiento de las personas. De hecho, la Biblia señala que los
líderes religiosos comenzaron a acariciar la idea de matar a Jesús cuando este
sanó a un enfermo en una sinagoga el día sábado y concluyeron en matarlo
definitivamente cuando sanó a Lázaro. Es decir, la muerte de Jesús fue causada
porque Jesús se dispuso de manera radical a combatir el sufrimiento humano.
Para el judìo el pecado no era tanto ofensa a Dios sino más sufrimiento Humano
(Mr 2:5).
¿Y La soberanía de Dios?... se la dejo a Dios.
¿Y La omnipotencia de Dios?... se la dejo a Dios.
Lo que puedo afirmar con certeza, es que el Dios que enseñó
Jesús es el Padre bondadoso y amoroso que como Padre nos da cosas buenas si se
las pedimos (Mt 7:9)
El Dios de Jesús es el que alimenta a los hambrientos, da
vista a los ciegos, recibe a los niños, no juzga a las mujeres samaritanas, no
tira la primera piedra, libera a los oprimidos, levanta a los muertos, da
esperanza, da alegría, da sentido de vida, ilumina la oscuridad, alienta al
cansado, come con los pecadores, se interesa por los olvidados, llora frente al
dolor, festeja como uno más en la alegría de una nueva familia que comienza en
sus fiestas de boda, nos levanta de en medio de las olas cuando las aguas nos
llegaron hasta el cuello, combate el sufrimiento incluso estando dispuesto a
sufrir por ello hasta llegar a la cruz en el acto de más completa solidaridad
con la aflicción humana.
Esta semana cumplo un año más y agradezco al Padre por mi
familia que es mi consuelo en los dias más oscuros.
Hoy, mientras escribo, miles de personas acaban con su vida
porque el mundo dejó de ser un lugar de esperanza. Miles más mueren
injustamente, millones están atrapados por la pobreza y la miseria y otros
millones no saben si mañana tendrán un plato de comida.
Yo quiero creer que Dios aún está luchando en contra del sufrimiento
a través de los que decidieron seguir las pisadas de su Hijo.
Me quiero anotar en la lista.
Aunque sé que la idea no será la más cómoda, que será
caminar cuesta arriba.
¿Pero habrá algo más lleno de satisfacción que ser una mano
amiga para tantos que cansados de levantar sus manos no reciben ayuda de este
mundo indiferente?
Un abrazo para todos.
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