13 jul 2009

La galería de la oración



Bienvenidos por este viaje al museo de las prácticas espirituales, les invito a visitar el pasillo donde nos encontraremos con diferentes modelos que nos enseñarán acerca de su vida de oración.
Comenzamos el paseo observando a nuestra derecha el primer sujeto. Su nombre científico es:

“Hipócritus bocus sueltus”: Es muy solicitado en reuniones públicas para elevar oraciones comunitarias. Sus palabras siempre están adornadas con un vocabulario muy coloquial y es muy común escucharles comenzar sus plegarias con invocaciones pseudo protocolares, como ¡Oh excelso! ¡Divinísimo! ¡Oh Eterno y omnipotente! ¡Soberano inconmovible, Santísimo, entronizado en la luz imperecedera!
Lo interesante es que justamente sus oraciones son mas que nada discursos “cuasi teológicos pastoriles” para sus oyentes, que una sincera plegaria a Dios. Lo lamentable es que a parte de estas espectaculares apariciones en público, su vida de oración esta muy lejos de ser una comunión viva con su Señor y así como la sopa de letras, este se va en puras palabras. Lo preocupante es que este género se reproduce con mucha facilidad y es muy usual que por toda su verborrea lingüística, terminen en algún liderazgo, luciendo sus estampas de santidad y elocuencia, en desmedro de una pobrísima vida espiritual que tarde o temprano sale a la luz.

El segundo a nuestra derecha es el conocido “Pidigueñus obsesivus”: Este es aquel que cree en un dios como el genio de lámpara de Aladino, que solo existe para satisfacer sus deseos personales y egoístas. Su oración esta compuesta de tres palabras claves”dame...dame... dame...”
No es muy dado a ver las necesidades de sus semejantes, ya que está empecinado en su propia persona. Hoy en día es muy común con el consumismo de nuestra sociedad verle alentando a los demás a creer en un dios que está obligado a bendecir materialmente, e incluso puede llegar a medir el nivel de espiritualidad en relación a cuan alto es el status de vida. Algunos se van al extremo de relatar maravillosas experiencias de encuentros celestiales, donde se reciben enseñanzas aprobando la opulencia, el materialismo, la codicia.

El tercer espécimen es el “Urgidus aproblemadus”: Si bien este individuo ora 4 veces al día (al desayuno, al almuerzo, a la once y a la cena) en momentos de angustia extrema se lanza de bruces al suelo y le llegan a salir tumores en la panza de tanto orar.
La visión que esta especie tiene de Dios es de un amigo buena onda, que te saca de apuros cuando literalmente estás pendiendo de un hilo. Las grandes motivaciones de oración no son específicamente por los misioneros en las llanuras mesopotámicas, ni por las iglesias en las islas Kongo Longo o que muchos conozcan a Cristo, NO! Sus motivaciones son para que salte algún billete y pagar la deuda, para que nadie sepa la embarrada que se mandó, para que no asuma las consecuencias de las malas decisiones, etc.
Advertencia: ¡Este modelo está sobre poblando nuestras iglesias!

El cuarto es el”Fanáticus espiritualistus”: Este modelo es extremadamente peligroso, No por su vida de oración incesante, al contrario, el fervor de la oración, no es lo criticado en este modelo, pues La Biblia justamente apunta a ser fervientes en la oración y entregarse de lleno en la presencia de Dios.
Lamentablemente aquí existe una deformación de este rico consejo Bíblico y hay síntomas clásicos de cuando esta vida de oración comienza a deformarse.
Uno de ellos es que a este modelo le gusta vivir sus voladas celestiales, viajando a dimensiones estratosféricas y en su afán por vivir experiencias con “marihuana espiritual” descuida su familia, el trato con su pareja e hijos.
También puede llegar a sentirse tan santo que no se relaciona con simples cristianitos “calienta asientos” (según él o ella)
¡Para qué decir de los que no son cristianos!
Pueden llegar a creer que la vida del cristiano solo se reduce a escapar al tercer cielo y que no tiene nada que ver con la cotidianeidad. Es tanto el fanatismo, que algunos llegan a adoptar una patología tan extrema de no querer trabajar, de querer estar todos los días en el Templo o en un culto, descuidando sus obligaciones diarias y desconociendo las otras miles de posibilidades de glorificar a Cristo y ser mas útiles.
Favorablemente este modelo es fácil reconocerlo, porque pasa la vida publicando lo mucho que ora. Lo peligroso es que tiende a creer que es el único que encontró la llave de la oración y que solo él está por el buen camino. Es muy curioso ver como algunos aprovechan sus experiencias para luego hacer marketing evangélico.
Otros son mas sinvergüenzas y hacen campañas de avivamiento, relatando sus experiencias de oración y terminan llevándose gente de otras iglesias para formar sus congregaciones y ser llamados pastores, sin contar con las suculentas sumas de dinero que hay de por medio en este "santo negocio".

El último modelo es el “Amigo de Dios”: Es muy raro encontrarlo, ya que no suele lucirse en público, no suele contar ligeramente sus experiencias personales. Es tan extraño que incluso a veces se niega a los placeres del sueño, para estar ya de madrugada en oración.
Lo simpático de este modelo es que su vida de oración no lo lleva a vivir en las nubes, si bien es un misterio fabuloso lo que pasa cuando se conecta con la frecuencia de Dios, el orar y estar cerca de lo celestial, lo empuja cada vez mas a ver los problemas de las personas, es más, son los primeros en tomar la iniciativa y hacer algo por este mundo lleno de injusticia y pecado, son los primeros en salir a las calles y buscar a los que nadie busca, son los primeros en servir y no esperar recompensa, son los que dan y no hasta que duela... sino hasta que sangre.

De esta manera terminamos nuestro paseo por la galería de la oración.
Si hoy se ha sentido identificado con algún modelo, no es para nada casualidad, sino absolutamente premeditado.