13 nov 2008

Jesús comenzó su ministerio a los treinta años. Lucas 3:23

Tengo treinta años.
Estoy en un enclave, en una suerte de encrucijada, cualquier camino se ve bueno o en su defecto, podría ser catastrófico.
Hasta hoy soy pastor de jóvenes de un lindo grupo de chicos. Pero dado algunos últimos acontecimientos en la congragación, pueden ser mis últimos días en este lugar (Causas externas a mi).

Miro al futuro, qué hago????
Si ya no soy pastor de aquí, busco otra iglesia???
¿Quién podría tener a un tipo tan impredecible y tan payaso como pastor?

Un amigo me dijo que somos como una flor pegada a la fuerza a una lámina de acero.
La lámina de acero es toda esa estructura religiosa que coarta la libertad en honor a la ortodoxia.
Y las flores, con toda su explosión de colores y olores no cuadra con esa lámina fría y gris.

¿Me dedico al humor?
Podría ser...Dado que hace 11 años que soy cristiano, pienso que ir al festival de Viña del Mar a hacer humor podría irme mejor, por lo menos el "moustro" me trataría con más misericordia de la que he visto dentro de algunas iglesias evangélicas.

O ya se... mejor, me dedico a ser un pastor convencional (Y no es que menosprecie la labor pastoral, al contrario, me saco el sombrero frente a ellos) me dedico a ser un pastorcito buena gente, un buen pastor bautista que hace lo que un directorio le dice, que deja a merced de sus "jefes" que le ordenen su horario, que visite, que ayude, que vaya a los hospitales, a las cárceles, que deje sus pies en la calle y que llegue tarde a su casa, muy tarde, que casi no conozca a sus hijos por estar "trabajando en la obra", que cuando pelee con su mujer, obligatoriamente tenga que tomarle la mano el Domingo y finjir que todo está bien y convertirse en la familia de "LOS VENEGAS" .
Dar todo por la iglesia, para que cuando sea viejo y cometa un error , me rajen sin piedad y tenga que ver los rostros de los muchos a quienes ayudé pidiendo que sea clavado en la cruz de la ignominia.

Jesús comenzó su ministerio a los treinta años, tuvo que tomar una decisión a esa pueril edad. Hoy me toca seguir los pasos del maestro.
Tengo treinta años y quizás es mi hora, la hora de ir a mi Jordán para ser consagrado a algo que supera mis espectativas pesimistas.
De algo estoy seguro, Siempre seré una flor, pero será mi decisión si me marchito en alguna lámina de acero o me dejo llevar por el viento para ser depositado en aquel campo fértil y sin corrupción llamado JUVENTUD.