La Biblia muestra al ser humano en toda su realidad. No aparecen seres ideales sino reales. Mentiras, deseos de venganza, homicidios, infidelidades, maldad.
La Biblia no esconde nuestras debilidades debajo de la alfombra.
Muestra un Dios empecinado en encarrilarnos de las opciones que nos llevan a la decadencia. Y en esa carrera, a veces nuestra soberbia termina ganándole el round al amor correctivo de Dios.
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