Verdades
Lo que se pide a un predicador del Reino, es que predique las grandes Verdades. Pero siendo honesto, esas Verdades son más grandes que nosotros mismos, ni siquiera nos acercamos a sus tobillos. Pero aún así debemos tomarlas como banderas y defenderlas a muerte, porque en última instancia son verdades que no nos pertenecen a nosotros, sino a lo que Dios espera que seamos, la mejor versión del ser humano, Jesús.
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