25 oct 2010

Dios del castigo y la parábola de los talentos

Aquel que lleva la imagen del dios del Castigo, está perdido.
1. Porque entenderá el Evangelio como una interminable carrera por agradar a un dios airado.
2. Porque lo que moverá a esa persona no será el amor.
Y si el amor no nos mueve es porque vivimos víctimas de una tiranía, entonces eso no es Dios ni el Padre amoroso de Jesús, sino un monstruo.

Mateo 25:14,30
La historia presenta 3 casos, pero 2 posiciones ante la realidad:
.-Unos fructifican los bienes confiados por su Señor.
.-Otro lo esconde
Referente a este esclavo, según la parábola no se siente identificado con su Señor ni con sus intereses, pues se refiere al dinero como "Escondí SU dinero. Tomé SU dinero"
Este esclavo no actúa movido por el amor sino por el miedo. Cuando le preguntan por qué Escondió el dinero dice: "Es que tuve Miedo de usted" .

Además cómo se refiere a su amo responde a una creencia horrible: "Señor, conozco que usted es un hombre duro ..."

Jesús enseña estas últimas parábolas en un momento crítico de su ministerio, él sabe que su cabeza ya tiene precio y han dictado su sentencia. Como un último acto para desnudar la religiosidad perversa que sometía a muchos judíos al miedo y al temor de este dios deformado por un cuerpo religioso que entendía la ira de Dios al servicio de su propia ira y prejuicios, Jesús lanza su última artillería pesada para hacer despertar del peligro del fariseísmo.
Es una crítica a todo el poder religioso que se había transformado en algo improducitivo, bajo el slogan de "Conservemos la Tradición". El esclavo que esconde el dinero pensando que le hacía un favor a su Señor, es el Fariseísmo.

El esclavo cree que su única responsabilidad es conservar el talento, pero no ha entendido que ese "Conservar" es un disfrás de "Improductividad" resultado de su torcida teología.

Si creemos que lo que hacemos y hemos hecho siempre es lo correcto a ojos cerrados, entonces:
.-Hemos enterrado el Evangelio.
.-Hemos enterrado nuestra vida.
.-Hemos enterrado a Jesús, bajo metros de conformismo y religiosidad sin vida.

Cuando lleguemos delante de él diremos:
"Aquí tienes Señor lo tuyo, tu Evangelio, el proyecto de tu Reino, tu mensaje de amor a los que sufren. Lo hemos conservado fielmente. No ha servido para transformar nuestras vidas ni la vida de los que nos rodeaban. No quisimos trabajar para introducirnos en esta sociedad. No hemos querido correr riesgos, preferimos refugiarnos del Mundo. Aquí lo tienes, tu Evangelio intacto".

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