28 ene 2011

Levantaos una y otra vez, hasta que los leones se conviertan en Corderos.

No me equivoqué, es verdad que en la última aventura del épico arquero de Sherwood, interpretada por Rossel Crowde aparece una frase de antología: "Levantaos, una y otra vez, hasta que los Corderos se conviertan en Leones"
Es una frase motivacional que cumple su objetivo, impulsar a los timoratos y frágiles a convertirse en guerreros dispuestos a entregar la vida por lo que creen justo.
Yo propongo la frase en su significado inverso, inspirado más que nada en las opciones de vida que tomó otro revolucionario, que a diferencia del arco de Robin Hood, movió los cimientos del "status quo" de su época a través de sus opciones tan desconcertantes.
Jesús de Nazaret, rabino Galileo.
Sólo como visión panorámica, me basta decir que en el imaginario colectivo de sus contemporáneos, la esperada venida del Mesías estaba rodeada de una expectativa bélica.

Pero Jesús optó desde sus inicios renunciar a ser un Mesías milagrero o un Caudillo al estilo de los Zelotes o Macabeos.
El rostro de Dios que reveló Jesús abría sus puertas de amor y misericordia a toda esa masa paupérrima de gentes cuyas vidas se mantenían lejos de la salvación según la óptica del liderazgo judío de su tiempo.
El Reino de Dios ha llegado liberando a los enfermos excluidos del culto en el Santuario.
Llega librando a los posesos, determinando una victoria contundente sobre las fuerzas de tinieblas.
Llega perdonando a los pecadores consumados, pero ya no a través de sacrificios o abluciones.
Llega abriendo las puertas del Reino a toda la gente que vive en la pobreza extrema, que por su condición están imposibilitados para participar dignamente de los sacrificios rituales.

Pero por sobretodo, Jesús de Nazaret opta por mostrar en sus acciones lo que puede hallarse en lo más íntimo de Dios, El amor, traducido en una vida entregada a la Humildad y el Servicio.
Jesús se negó rotundamente al liderazgo Patriarcal que había en su tiempo.
En su comunidad se estableció un principio "Servir y no ser Servido. Ser el Menor para ser el Mayor".
Tan radical fue su opción, que él mismo optó por llamarse con el título "El Hijo del Hombre", habiendo tantos otros títulos mesiánicos más extraordinarios. Jesús escogió esa imagen de identificación con lo humano, inspirado en las visiones de Ezequiel y Daniel.

Desde sus comienzos, la comunidad cristiana llevó este principio en su seno, una comunidad donde sus líderes no eran ni Infalibles, ni Omnipotentes, donde el liderazgo estaba basado no en la soberanía ni la desigualdad de unos sobre otros, sino en una comunidad donde todos somos hermanos (El evangelio de Mateo registra una advertencia fuerte de parte de Jesús de no llamar "Padre" a ninguno. Jesús advierte sobre el peligro de que la iglesia se convierta en un PATRIARCADO, en una estructura que promueva la desigualdad)
Es más, Lucas relata la tentación que tuvo Jesús de tomar Los reinos con su Gloria y Poder. ¿Habrá sido también una advertencia para la iglesia, de que la invitación a tomar el poder político o religioso con una intención dominadora es una tentación diabólica?

Pero sucedió lo que no tenía que suceder.
La iglesia, en diferentes momentos de la historia hasta hoy, ha cedido a la tentación diabólica de dejar de ser la voz de la conciencia de los gobiernos, para querer transformarse en la esposa de los poderes establecidos, dejó de ser perseguida para ser perseguidora, dejó de morir por lo que amaba y comenzó a matar por lo que creía.
Me asusta hoy, en mi contexto evangélico, cómo se ha promovido una imagen del liderazgo basado en formatos totalmente contradictorios con la imagen de Jesús, Hoy los líderes entienden su rol como “Ser servidos” “Ser el mayor” “Sentarse en los primeros Bancos”, etc. Sin hablar del buen negocio que para muchos se ha transformado el ser líder cristiano.

No me siento radical, tampoco me siento cómodo en una iglesia donde se abusa o se subestiman a sus pastores considerándolos meros empleados religiosos.
Pero hablo de aquellos modelos que hoy abundan.

En los modelos actuales, uno no puede estar en desacuerdo con su líder sin que él imponga su criterio y su autoridad con frases como "No toquen al ungido" para esconder su inseguridad. Sus palabras son tomadas infalibles e inerrantes, su autoridad es asimilada ciegamente sin discernimiento.

La gente ya no lee la Biblia, su única fuente de conocimiento de Dios es su líder.
Hoy, con tristeza lo digo, varios de nosotros los pastores ya no escuchamos a los demás, sólo nos escuchamos a nosotros mismos. Y si hay algo peligroso en la vida espiritual, es terminar escuchándose a sí mismo.
Y así seguiremos, levantando imperios en nombre de Dios, pero que en el fondo, sólo serán estructuras religiosas que le rinden culto y devoción a su líder o fundador.
Quizás la tentación del diablo sigue vigente y cuántos ya no hemos sido seducidos en sus lazos.

"Levantémonos una y otra vez hasta que los Leones se conviertan en Corderos".
Aunque parezca mi propuesta, no lo es.

Les invito a abrir la ventana en Apocalipsis 5.
El relato nos lleva a un culto celestial.
En medio del trono aparece Dios con un libro en su mano que registra la historia de la humanidad.
La pregunta es ¿Quién desatará los sellos del libro?(Es decir, quién tomará la historia de la humanidad en sus manos)
Y nadie en todo el Universo es digno de tan imponente tarea.
De pronto Juan (Autor del libro) llora, porque nadie puede tomar las riendas de nuestra historia y darle sentido y un final.
En ese momento clímax, alguien le dice que no llore, porque el León de la Tribu de Judá ha vencido.
Juan busca un León, pero en la escena no aparece un león, sino un Cordero que en su lana tiene las marcas de haber sido sacrificado, pero aún así se levanta invicto sobre la muerte. Está hablando de Jesús.

¡Qué imagen más rica en sentido!
El León prometido es un Cordero.
Un Cordero que ha vencido no a través de la prepotencia, sino a través de ser fiel hasta la muerte.

Luego, en el capítulo 11, aparece una imagen misteriosa. Dos testigos, que tienen el poder sobre los elementos de la naturaleza, de sus bocas salen fuego para quienes quieran herirlos. Pero en todo el tiempo en que profetizan no logran ningún cambio. Sólo después de que mueren y son resucitados la gente reconoce a Dios.
Me parece que la tesis es la misma. No es con nuestras fuerzas, ni con nuestras capacidades, sólo cuando estemos dispuestos a morir, Dios hará el resto.
Pero con tristeza, se que esta reflexión y muchas otras no llegarán a provocar cambios contundentes en el presente, pues los modelos actuales son mucho más atractivos. Siempre ha sido atractiva para el ser humano la tendencia a someter a otros y diferenciarse de los demás.
Hemos perdido el llamado para Influenciar a nuestro mundo y sólo nos obsesiona la idea de Impresionar.

¿Qué nos queda entonces?
Que Dios nos levante con su Espíritu, que se levanten los que siguen al Cordero, que se levanten una y otra vez, para que toda la arrogancia y los deseos de poder vayan cediendo a la oportunidad de ser verdaderos facilitadores del Reino de los cielos.

Levantarse una y otra vez, hasta que los Leones se conviertan en Corderos.

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1 comentario:

Unknown dijo...

me parece genial lo de la frase, yo desde el momento que la vi en la película robin hood la invertí tal cual como vos lo hiciste, me resulto agradable que alguien mas lo haya echo como yo.es una frase que inspira mucho y alienta en muchas situaciones de la vida. par ami seriamos quien debe levantarse una y otra vez y la vida seria ese león que nos atemoriza, quien nos hace caer repetidas veces debemos luchar solo para cambiar nuestra forma de vivirla y así verla como un cordero y afrontar las cosas de distinta manera..saludos.. hernán villarroel..