12 ene 2010

Evangelización en una sociedad pluralista (II Parte)

Acercamiento Bíblico

Antiguo Testamento y Evangelización

1. Para las naciones que circundaban Israel, los dioses se hacían presente en el ciclo eterno de las estaciones del año y en los lugares sagrados. Para Israel, Dios se hizo presente en la Historia, una Historia que es intervenida por Dios y apunta hacia el mundo futuro.

2. Dios es el Dios que ha elegido a su pueblo. ¿Para qué? Para el servicio y la santidad, entiéndase santidad como reflejar la intención redentora de Dios en la vida del otro de manera concreta (Gn.12:2; Lev.19). La responsabilidad de Israel, reiterada en el llamado profético, es servir al prójimo, sobre todo al marginado, cuidando de aquellas víctimas de la sociedad, como lo eran las viudas y los huérfanos (Ex.22:22; Sal.68:5).

3. La actitud frente a los extranjeros es ambivalente, si bien se presentan muchas veces como los enemigos políticos de Israel, también son objetos de la bondad de Dios.

4. No hay una motivación de Israel de salir en pos de las naciones, si vienen es porque Dios las trae. Eso convierte a Israel en una religión “Centrípeta”.

Nuevo testamento y Evangelización

1. Los Evangelios nos presentan a una iglesia que ya está inserta en el “mundo”, comunidades que trasladan a Jesús del “suelo” Palestino y lo recomiendan a toda la cuenca mediterránea, influida por las corrientes helénicas, sus cultos mistéricos y el culto al Emperador. El Jesús de los evangelios ya es el “mensajero del reino “y el “mensaje de la iglesia”, es heraldo y contenido.

2. La evangelización en el Nuevo Testamento es variada, hay más de 90 afirmaciones diversas ligadas a la misión. Imágenes que se presentan en paradigmas de lo que debiera ser el encuentro iglesia-Mundo. Encuentro que no se limita a ciertas estrategias, sino que se amplía en inagotables propuestas.

Jesús y la evangelización

1. En la Palestina del primer siglo, proliferaban los movimientos que resaltaban la salvación de un remanente fiel.

Mientras que Jesús en su predicación abarcaba todo Israel, el número 12 es símbolo de la restauración de un nuevo Israel.

Jesús acerca a todos, sobre todo a aquellos, que por razones económicas, culturales, de salud, mentales, eran marginados.

Jesús, en su acción revela un rostro de Dios totalmente diferente a las que presentaba el poder religioso y como lo dice Francois Varone: “Debemos saber que la palabra “pecadores” designa, simplemente, a toda esa masa de gente paupérrima para la religiosidad de la época, a todo ese proletariado cuyas condiciones de vida hacían imposible la observancia de las reglas de la pureza, con todas las abluciones rituales que había que hacer antes de comer y al regresar del mercado, con todas las manchas que había que evitar, etc. Cuanto más descendía en la escala social y, consiguientemente, en la falta de comodidades domésticas, más inevitablemente se hundía uno en el pecado. En lo más bajo de dicha escala se hallaban los pastores, que llevaban una vida nómada con sus ganados y que estaban condenados a la impureza; pues bien, es a ellos quienes Lucas (2,8) hace llegar la primera noticia de la salvación”.(3)

2. Jesús no es un revolucionario de izquierda, ni un reformista de derecha, su misión no pretendía derrocar el poder y proponer alguna suerte de “Imperio Cristiano”, su misión estaba más orientada en “Convertir ese poder” más que derrocarlo y su muerte fue resultado de la incapacidad de ese poder para acceder a la invitación de Jesús.

Su mensaje, si bien, tiene una opción clara a los pobres y marginados, no es exclusivo de ellos, abarca al pobre como al rico, al oprimido como al opresor, al pecador como al devoto. Su predicación tiene como objeto derribar los muros de hostilidad entre los hombres.

3. El mandato de amar a los enemigos, es considerado como uno de los dichos más característicos de Jesús. Para el judaísmo, esa afirmación fue “Una innovación introducida por Jesús”. Jesús no pone, al parecer ninguna condición cultual como la de los fariseos, eso produce mayor rechazo. Sólo insiste en amar al prójimo. Este mandamiento que aparece en los evangelios fueron escritos para que esas comunidades de segunda generación de cristianos no definan su identidad en oposición violenta a los de afuera (Mt. 5:46)

4. Marcos resume toda la vida de Jesús en la palabra “Evangelio”. Es importante comprender qué significó esta palabra en tiempos de Jesús. La palabra “Evangelio” era del lenguaje Político romano. Era un enunciado del Emperador, que convocaba, aglutinaba y afectaba la vida de todos. Afectaba de modo inmediato sin mediación de “Creo o no Creo” a toda la realidad.

5. La pregunta es ¿Por qué ponerle a la vida, mensaje, muerte y resurrección de Jesús, Evangelio? (Mc: 1:1), al parecer, para las comunidades del Nuevo Testamento, el evento de Cristo tenía un efecto en el mundo tan relevante o más relevante que las buenas noticias emanadas del Emperador. (Pero hoy si nos paramos en alguna plaza central diciendo que vamos a hablar del Evangelio, lo más seguro es que nadie esté interesado en escuchar. ¿Qué le pasó al evangelio? O mejor dicho ¿Qué le pasó a los proclamadores del evangelio?)

6. Necesitamos un entendimiento mejor o más auténtico de lo que Evangelio significa. Hoy cuando hablamos de Evangelio lo relacionamos con cosas “del alma” o con “conocimientos que debemos saber”.

7. Si hay algo que ha afectado a la iglesia en su historia, es el diálogo (o lucha) que tuvo con algunas filosofías del mundo helénico y en cuyo debate, la iglesia no salió ilesa. Uno de los grandes movimientos mistéricos del primer siglo fue el “Gnosticismo”, cuya filosofía principal era la “Salvación por medio del conocimiento”.

8. Hoy, en esencia, asociamos “Evangelio” con “Doctrina” y “Doctrina” con “Conocimiento”. Lo interesante es que en el pensamiento Paulino (quién menciona en varias de sus cartas la palabra Evangelio) lo doctrinal o la sana doctrina no es necesariamente un “paquete de ideas”, es NADA MÁS NI NADA MENOS QUE EL MISTERIO DE LA PERSONA DE JESUCRISTO.

9. Hoy, incluso, cuando hablamos de Salvación, decimos que para ser salvo hay que creer y “creer correctamente”.

10. Hoy se ha perdido toda la fuerza social del concepto primigenio de “Evangelio”, el eco que produce hoy esta palabra ya no es el mismo eco que producía cuando se pronunció en un inicio. Perdió lamentablemente todo su sentido rico en propuestas de articular la vida y la praxis.

Evangelización y Reino de Dios

1. Esta expresión aparece en el judaísmo posterior, pero la idea se aloja muy temprano en Israel. En su primera etapa se creía que el gobierno real se desarrollaría en torno a la dinastía davídica (2 Sam. 7:12-16)

En una segunda etapa, se creyó que Dios gobernaría el mundo desde el Templo (Ez. 40:43)

Ya en periodos de la dominación, se creé la expectativa futura de un cambio dramático de posición. Israel será puesto por encima de todos los reinos y potencias.

2. La predicación de Jesús está en el contexto del “Reino de Dios”. El aporte de Jesús es considerar este Reino, tanto futuro como presente, “El Reino de Dios está aquí, pero aún no se realiza definitivamente”. Esta manifestación del Reino tiene connotaciones políticas, pues declarar que los leprosos, publicanos y marginados son hijos del Reino, es una acción sediciosa, como sediciosa en esta misma línea, debió sonar “Venga Tu Reino”.

3. El reino de Dios está descrito mayormente en las parábolas de Jesús y si uno hace una revisión de las “Parábolas del Reino”, se encuentra con los siguiente evocaciones:

· El Reino de Dios es una fiesta. El Reino es la realización perfecta del pleno sentido de la vida del hombre. Es como un gran banquete en el que quedan saciadas todas las necesidades y donde se experimenta la alegría profunda del amor y de la compañía. De ahí que su llegada sea una Buena Noticia, la mejor noticia para el hombre.

· El Reino de Dios es una gracia. No es fruto de nuestros esfuerzos, no lo podemos planificar, organizar y construir con nuestras fuerzas, sino que es un regalo, un don que se nos ofrece gratuitamente. Se trata de la presencia activa del amor y de la misericordia de Dios que nos viene al encuentro. Es como una semilla nueva que alguien siembra en nuestra tierra, o como un tesoro con el que nos encontramos inesperadamente.

· El Reino de Dios es una fuerza transformadora, es la posibilidad de cambiar al hombre desde dentro, sanando todas sus enfermedades y liberando todas sus posibilidades. Es como un poco de levadura que transforma toda la masa y hace un hombre y una sociedad afectada por nuevos valores.

· El Reino de Dios es una nueva forma de vivir y de comportarse, porque afecta a las cuatro relaciones que constituyen al hombre y las transforma:
- la relación con Dios, a quien descubre como Padre;
- la relación conmigo mismo, a quien me descubre como hijo;
- la relación con los otros, que se convierten en mis hermanos;
- la relación con las cosas, que de ídolos pasan a ser dones de Dios para mi utilidad.

Es como la nueva situación que estrena el hijo pródigo después de haberse encontrado con el amor y el perdón gratuito de su padre.

4. El Reino de Dios es un proceso de crecimiento. Ciertamente este Reino sólo se realizará de forma plena y definitiva en la manifestación de Cristo. Pero es algo que ya ha comenzado, que ya está en marcha entre nosotros (Mt 12:28). Y ha comenzado como algo humilde y escondido que va desarrollándose sin parar, hasta llevar al hombre a la plenitud definitiva que Dios tiene pensada para él. Es como una pequeña semilla de mostaza que acaba convirtiéndose en un árbol gigante.

5. El Reino de Dios es una civilización del amor, porque no sólo cambia a las personas individualmente, sino que crea también una nueva sociedad que, por aceptar la soberanía del amor de Dios, es una sociedad de hombres libres, pacíficos, compasivos, una sociedad que protege y ayuda a los desvalidos, a los humildes y a los pobres. Es como un gran banquete al que se invita a todos sin ninguna discriminación, y, sobre todo, a los pobres y desvalidos que andan por los caminos, para que todos convivan con alegría.

(3) Francois Varone, “El Dios sádico”, Ed. Sal Terrae, Esp. 1998, pag.78

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