18 nov 2010

La vida no es cualquier juego de cartas.



La inteligencia no es Inmutable, ni las capacidades como el carácter o las emociones lo son tampoco.
Esto no es una suerte de corrida de naipes que te tocó y con los cuales hay que conformarse. La vida no es en ese sentido como esos juegos de naipes.
Con trabajo se puede ser más inteligente que ayer, más valiente, más seguro, más acertivo.
El Carácter es como todo, una capacidad elástica que con trabajo se estira y crece.
Miren a Moisés. Cuando era joven tenía en su interior un hambre de justicia que lo llevó a matar a un egipcio, había dentro de este joven judío un caudillo en potencia, pero cuando Dios trabajó con él en la U.D (Universidad del Desierto) esa capacidad en bruto fue domesticada por la humildad y el trabajo. De ese joven impetuoso Dios formó a un hombre recordado por generaciones.
Miremos a Marcelo Bielsa, quién en otrora fue el director técnico de la selección Argentina, después de un presunto fracaso se recluyó por años en el silencio, casi en el ostracismo. ¿Ustedes creen que fue para masticar su derrota o para aprender de los errores y sacar lo mejor de si?
Hoy lo vemos siendo ovacionado por el pueblo Chileno como ningún otro D.T en la historia de nuestro fútbol.

El auténtico potencial de una persona es completamente desconocido.
Pero no lo sabremos nunca a menos que dejemos a un lado todas las fuerzas de la decadencia que nos empujan hacia la mediocridad y demos ese paso llamado determinación.
Terminar de leer ese libro, comenzar esa dieta, decidir ir las tres veces al Gimnasio (o la semana completa si quieres ser como Brad Pitt o como yo), asumir que me equivoqué, confesarle mi amor a esa persona, volverlo a intentar aun cuando me dicen que ya no se puede, insistir que es mi vocación a pesar de que para muchos ese camino no es el más noble, entrenar una hora más que todos mis compañeros, ordenar mi horario de trabajo para compartir esa taza de café con mi esposa, decir no a esa actividad de la iglesia para decir ese Sí que hace años espera mi Familia, volver para terminar esa canción, ese poema, ese mensaje para la iglesia, esa carrera inconclusa.
Puedes ser mejor que ayer, sin duda, pero no es mágico, no depende de una varita mágica, esto no es Disney, es la vida real. No es un cuento de hadas pero tampoco una película de terror. Es posible tener un final feliz.

Como dije al principio, la vida no es como un juego de cartas sin la posibilidad de cambiarlas por otras mejores.
Al contrario, puedes optar por otras cartas mejores y potenciar la baraja que ya se te dió desde tu nacimiento.

Primero, necesitas la carta de la Resistencia. Frente a las adversidades de la Vida, no puedes tirar la toalla, nunca desmayar, a pesar de que el camino se ponga cuesta arriba debes resistir, uno es más fuerte y valiente de lo que imagina. Resistir es también aceptar los límites , aquellas cosas que no se pueden cambiar, como la partida de un ser querido, esa enfermedad que te detectaron. Hay cosas que sólo descansan en la mano de Dios y Él pelea por nosotros. Es en esos momentos en que no queda más que abandonarse impotente en sus manos y resistir, resistir, resistir, que ya vendrá el día despuntando sus rayos de luz sobre nuestra noche.
Las personas de honor no son los siempre exitosos, sino aquellos que se levantan una y otra vez de sus fracasos.

Segundo, necesitas la carta de la Persistencia. La persistencia es producto de la constancia, que es la suma de pequeños esfuerzos. El sabio refrán dice que Roma no se construyó en un día. Ni el carácter se construye de la noche a la mañana. El verdader éxito viene de la mano de la constancia, como el río que en su caudal de agua puede moldear algo tan duro como una roca, así aquello que parece débil e inofensivo puede cambiar el curso de las cosas y moldear su destino sólo a través de hacer de una decisión un estilo de Vida.

Tercero, necesitas la carta de la Paciencia. La paciencia es como la Fe, porque se sostiene en un futuro que no se conoce por fuera, pero que por dentro se ha visitado varias veces. Es como la Esperanza, porque no sólo se espera , se construye. La paciencia es tener la certeza que sólo es cosa de tiempo, que cuando haces el bien y lo haces bien tarde o temprano alguien tocará tu puerta. José (El de la Biblia, no el negro José) pasó toda su juventud como esclavo, pero en su corazón nunca fue un esclavo sino que vivió de acuerdo a sus sueños de grandeza. A pesar de que encadenaron sus pies, no pudieron encadenar su espíritu. Él fue paciente y fiel a lo que Dios le entregó, lo demás es historia.
Paciencia es saber por dentro que sólo es cosa de tiempo.

La paciencia tiene más poder que fuerza.
Plutarco.

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