28 feb 2011

Dolor

Nuestras piernas nos decían que era mejor doblegarse.
Nuestros pechos oprimidos por las cenizas, nos decían que era mejor no dar el último paso.
Viento, lluvia, polvo y fuego, partían y craquelaban hasta el corazón más noble.
De lejos, tras colinas interminables yacía nuestro hogar.
Un ave se posó sobre los nimbos dormidos, cantando de alegrías olvidadas.
Solo un paso más, que el dolor no es invencible.

No hay comentarios: